RECORRIDO DE UN LABERINTO

Hacer matemáticas en este nivel de enseñanza es ante todo, dar al niño la ocasión de actuar para luego reflexionar sobre sus acciones; evocar con el pensamiento los hechos que acaban de pasar y anticipar lo que podría suceder antes de volver a actuar.
En este proceso es que el niño forma sus imágenes mentales; después, relacionándolas y otorgándoles un sentido, comienza a estructurar poco a poco sus conocimientos.

UNA ACTIVIDAD EN TRES ETAPAS

En general, las actividades (respetando una secuencia) tienen varias etapas; en este caso tres, una primera etapa, una actividad motriz global donde todo el cuerpo del niño interviene, se hace en la sala de psicomotricidad. Conviene establecer la diferencia con las actividades motoras propiamente dicha, donde el objetivo de las mismas es el desarrollo físico: en éstas a las que nos referiremos a continuación, el objetivo es tomar conciencia y modelizar la realidad que los rodea.
En seguida, una acción circunscripta que solicita fundamentalmente los brazos, las manos, los miembros superiores. Esta acción se apoya fundamentalmente en la manipulación de material concreto y en juegos específicos.
Finalmente una acción interiorizada que sólo puede darse a partir de imágenes mentales que actúan como referencia, estando así frente a una representación.




1er día:
En la sala de psicomotricidad, preparamos un laberinto. Los alumnos deben encontrar una manera de atravesarlo desde la entrada a la salida, respetando las fronteras que se pusieron, de ahí la necesidad de trabajar con volúmenes, creando tabiques y no solo con un dibujo en el piso.
2do día:
En la clase, se prepara un laberinto sobre una mesa. Un "personaje" (juguete de los niños) está en la entrada y un alumno debe conducirlo hacia la salida, respetando los obstáculos y buscando el camino "libre".
3er día:
Nuevamente en la sala de psicomotricidad y con el primer laberinto creado, se le vendan los ojos a un niño voluntario y otro compañero debe darle instrucciones para los desplazamientos del niño a fin de que éste llegue a la salida.
Para quienes están viendo, se trata de una acción interiorizada, ya que no se están desplazando, sino que señalan a un tercero como hacerlo y tienen una devolución inmediata de lo acertado de su indicación por los movimientos del alumno que está vendado. Para este último también es una acción interiorizada, ya que no ve y debe interpretar esta información verbal para luego seguir un desplazamiento. Aún así pudimos notar que el niño vendado, recordaba de su experiencia anterior con este recorrido, y lo realizaba, en algunas ocasiones, de forma espontánea, sin esperar la indicacion de sus compañeros.



Bibliografía consultada
  • Gonzáles, Adriana. "La Enseñanza de la Matemática en el Jardín de Infantes a Través de Secuencias Didácticas".
  • Pena, Mónica. "Descubriendo las Matemáticas".

0 comentarios:

Publicar un comentario